viernes, 17 de diciembre de 2010

Mi primer archienemigo

El Dr. Maligno era
un archienemigo... ¡y era calvo!
Esta vez, amigos, he pasado de mero espectador imaginador de historias personales a elemento activo de la situación, tomando cartas en el asunto. Y esto me ha granjeado mis primeras enemistades como, por otro lado, era de esperar jajaja.

Todo empezó el pasado domingo. Era una tarde lluviosa y decidí que la mejor opción para hacer deporte era practicar la natación. Hay que decir que en esta ciudad en la que resido ahora únicamente hay una piscina y su estado es realmente bueno. He visitado muchas piscinas a lo largo de mi vida y esta es de las pocas que ha renovado sus instalaciones (poco a poco, sin molestar a los bañistas) y mantiene un buenísimo nivel de limpieza. También hay que decir que le tengo un especial cariño pues fue la primera a la que fuí y en la que obtuve mi título de Salvamento y Socorrismo. ¡Entonces sí que estaba en forma! : ))
 
Me encanta hacer lo mismo que
los delfines cuando llevo aletas
Estuve nadando cerca de 45 minutos y me sentía realmente bien. Cuando voy a nadar con las aletas siempre dedico los últimos minutos a relajarme y dejarme llevar "haciendo el delfín" en el agua. Al ser una piscina poco concurrida, casi siempre puedo encontrar una calle en la que estar yo solo, así que no molesto a nadie mientras hago mis piruetas en el agua. Realmente es divertido y relajante. Todo esto, unido a la buena sensación que deja el haber hecho algo de deporte y sentirse menos oxidado, me provocó un muy buen humor.


En estas estaba cuando me dirigí al aseo a enjuagar gorro y gafas (por si no lo sabeis, es buena práctica enjuagarlos en abundante agua para evitar que el cloro los deteriore). Y fué entonces cuando apareció el que está llamado a ser mi archienemigo (tachááááan).

Apareció un hombre de unos cincuenta años. Caminaba con dificultad debido a su oronda figura y su barriga contenía todo el pelo que otrora moraba en su rapada cabeza. El hombre me miró unos segundos hasta que decidí romper el silencio con un "Buenas tardes" y un esbozo de sonrisa amable. El tipo ni me contestó. Esto, normalmente lo paso por alto, pero al poco ví cómo se situaba a mi lado en otro lavabo y sacaba un bote de espuma de afeitar. Acto seguido procedió a embadurnarse la cara y la cabeza con la blanca sustancia mientras miraba indeciso hacia su hinchado estómago intentando dilucidar si sería una buena idea o no.
Los cavernícolas no siempre
tienen pinta de serlo
Aquello me indignó. He visto a muchas personas hacer eso, afeitarse en lavabos públicos. Y, lo que es peor, he visto demasiadas veces los restos que suelen dejar tras semejante acción. A ver, desde aquí lo dejo claro: Los lavabos públicos son para lavarse las manos. Y la cara como mucho. No para hacerse la toilette completa y afeitarse, cortarse las uñas o cualquier otro tipo de marranada que uno no desee limpiar en su propia casa.

Volviendo a mi orondo compañero de lavabo, le dirijo una mirada de desaprobación y le digo con toda la educación que me ha sido inculcada desde niño (que es mucha):
- Disculpe caballero, no está permitido afeitarse en estos lavabos.
El tipo me lanza una mirada de estupefacción.
- ¿Cómoooooo? - me suelta, mientras se quita parte de la espuma que le había tapado las orejas.
- Digo, que no esá permitido afeitarse en estos lavabos - continúo manteniendo mi sonrisa amable.
Nuevamente pone cara de sorprendido y empieza a girar con dificultad su enorme cabeza. Me doy cuenta de que puesta sobre su cuerpo se parece a un enorme y barrigudo muñeco de nieve. Tras finalizar su recorrido por el entorno inmediato, me dice con sorna:
- No hay ningún cartel que lo prohíba.
Tiene razón. Hace años sí que lo había. Lo recuerdo perfectamente. Había muchísimos carteles. Incluso uno con una caricatura de una piscina que se marchaba corriendo asqueada al percatarse de que un bañista se iba a lanzar sin haberse dado la previa y obligatoria ducha reglamentaria. Luego cambiaron los azulejos de todo el vestuario y confiaron (inocentemente) en que la instrucción ciudadana hubiera causado los efectos deseados. Craso error.
- No hay carteles que prohíban todo lo que no se puede hacer. Se supone algo de sentido común - digo con la ligera esperanza de que razone.
- Ya, pero si no hay nada que lo prohíba - empieza a notársele un cierto tono aniñado. Como cuando jugando en el patio del colegio te cargabas de razón al mantener cualquier disparatada hipótesis que se te ocurriera. Era tuya y había que defenderla hasta el final, costara lo que costara.
- Señor, tampoco hay carteles que prohíban... - estoy pensando en usar el verbo defecar, pero dudo que su vocabulario alcance tanto - ...orinar en los lavabos o en el suelo. Se da por supuesto que la gente sabe hacer uso de estas cosas.
Esta vez mi contertulio no me contesta. Se limita a retirarme la mirada y se dispone a iniciar el asalto a su cara con la cuchilla.

Entretanto ha llegado otro tipo, un poco mayor, que observa la escena intentando pasar desapercibido. Esto es muy común. Varios ven una situación que está mal y todos se "hacen los locos". Y si uno se decide a denunciarla, el resto, lejos de apoyarle, se hacen aún más los locos. Me ha pasado miles de veces en el metro viendo a gente fumando o con la música del móvil a todo trapo. Si reúnes el valor (y las ganas sobretodo) de molestarte en llamarles la atención, no esperes encontrar apoyo. El observador, dirigió su mirada al suelo y trató de pasar desapercibido. Como era de esperar.

Indignado, le lanzo una pregunta al hombre de la maquinilla:
- Si quiere, puedo acercarme a preguntar si el reglamento del recinto permite el afeitado. Si se permite, quizá podamos afeitarnos juntos - nuevamente coloco mi sonrisa más irónica en mi cara. El observador se ríe.
- Haz lo que quieras muchacho - me dice el hombre sin apartar la mirada del espejo.

Conozco al de seguridad desde hace 15 años al menos. Sólo con mirarnos nos entendemos (a veces se encarga él del guardarropa). Así que cuando me da las cosas, le pregunto en tono relajado:
- Esteban, una preguntilla. ¿Está permitido afeitarse en el lavabo? - Estéban es un hombre extremadamente tranquilo y calmado, una de esas personas que parecen siempre recien despertados de una larga siesta; pero tras mi pregunta noto cómo sus ojos se inyectan en sangre y me dirige una mirada furtiva, como diciendo: "¡No se te habrá ocurrido!". Al ver mi barba de 2 días él solito deduce que no lo pregunto por mí y se dirige automáticamente hacia el aseo. Desde el vestuario de grupos, donde usualmente me cambio, escucho unas palabras entre el orondo calvo y el guardia de seguridad. Apenas oigo nada. Al cabo de un minuto, veo a Estéban pasar por delante de la puerta del vestuario.
- Gracias - me dice, al tiempo que me guiña un ojo.

Acabo de vestirme lo antes que puedo con intención de ver a mi nuevo archienemigo, pero cuando voy al aseo con la excusa de lavarme las manos, ya no está ahí. Probablemente se ha metido en la sauna a ver si se le cae el pelo solo : ))

Y es así como me he ganado a mi primer archienemigo. Pero se queda uno tan a gusto cuando los abusos de la gente son contenidos...

4 comentarios:

  1. Jajaja, un archienemigo piscinero. Lo peor que te podía pasar porque igual la próxima vez que te vea hacer el delfín se tira encima tipo orca.

    Yo soy un bañista asíduo, antes era un enfermo, jeje iba seis días a nadar. Ahora sólo voy un par de veces a la semana. Y en la piscina que voy yo la señora de la limpieza dice que está encantada que nos afeitemos (vamos un grupo numeroso de gente) porque le dejamos los lavabos mejor que si pasa ella. Supongo que a tanto no llegará la cosa pero sí que te puedo asegurar que nadie deja restos de nada. Otra cosa sería si no se pudiese, lo que no nos dejaría más remedio (a mí al menos) que afeitarnos en casa.

    Lo tuyo para encontrar gente maleducada empieza a ser preocupante. Mira que es grande Madrid y tú empeñado en conocer a todos los raritos.

    Por cierto que en uno de mis viajes laborales por este bonito país, aproveché para ir a la piscina de Alcorcón creo y estaba muy bien. Si te acercas, en tu nuevo rol trotamundos, por Valencia te invito a tragar un poco de agua y respirar cloro de primera (si es verano lo cambiamos por salitre si te parece).

    Un saludo.

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  2. Hola Alejandro

    lo cierto es que también encuentro gente educada y debería empezar a escribir sobre ello. Bueno, Esteban es muy educado y le dejo bien, no ?? jijiji

    Lo de tu caso. Hombre, si está hablado y la organización lo permite, me parece perfecto. Y si encima dejais todo limpísimo, pues mejor que mejor.

    La piscina de Alcorcón no la conozco, pero gracias por la recomendación. Y por la invitación a nadar en Valencia XD

    un brazzo y gracias por estar al quite ;-)

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  3. Qué cosas. Yo he probado todas las piscinas de mi zona (unas muy concurridas y otras casi vacías) y nunca me había encontrado nada parecido. Aunque hace unas semanas fui a una adonde no había ido nunca y me sorprendió muchísimo encontrar un cartelillo que decía algo así como: "Se ruega a las usuarias no depilarse en las instalaciones" y me quedé flipando, aunque como me dijo luego mi compañera "si no hubiera gente que lo hiciera, no lo prohibirían".
    Y vaya, por lo que cuentas hay gente que sí que lo hace. Si es que hay gente pa tó...

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  4. Hola Artemisa

    no lo dudes, mira sino lo que comenta Alejandro. De todas formas, es un tema más extenso, porque si hubiera que prohibir todo lo que no se puede hacer de forma explícita, sería imposible vivir. Hemos de confiar en el sentido común (el menos común de los sentidos) : ))

    Un bratzo y gracias por leerme

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Adelante, expresa lo que piensas. Sólo te pediré que lo hagas con las 3 ces: Claridad, Concisión y Corrección. Vamos, que no me metas faltas ortográficas y que se pueda leer sin poner caras extrañas :)
un saludo y gracias!