sábado, 21 de agosto de 2010

Compañeros de trabajo

Bueno, no es de los temas que siempre he tenido en mente para este blog, pero es el que tengo en la cabezota ahora mismo, así que allá va.

Esta tarde me he acercado a una terraza cerca de mi casa. Me apetecía leer un rato y aprovechando el buen tiempo, he decidido hacerlo en un sitio al aire libre. Otras veces me voy al parque, pero hoy ha tocado cafetería. Cuando he llegado todo estaba muy tranquilo, estaban acabando de dar las comidas dentro y en la terraza estaba yo solo con mi café. Tan a gusto. Y un grupo de 3 personas que han acabado su comida, han salido a la terraza a tomar el café. Llamaremos a estas personas R y J (chicos) y S (chica). Inevitablemente, me han distraído de mi lectura con su cháchara y he decidido resignarme y dejar el libro sobre la mesa (Chèjov seguirá ahí mañana).

Al parecer R, S y J son compañeros de trabajo. A juzgar por cómo vestían se trata de un trabajo de oficina. La conversación versaba sobre un cuarto compañero, un tal T que debe estar pasando una mala racha. Según parece, R y S se llevaban muy bien con T, pero la relación ha debido enfriarse, lo suficiente como para que S esté especialmente molesta con él.

R: Bueno, y ¿qué os parece T?. Hoy ha llegado como media hora tarde al trabajo.
S: ¡Buah! eso lo lleva haciendo un montón de semanas. ¿No te has dado cuenta?
J: Hombre, que lo digas precisamente tú, que llegas tarde todos los días desde hace años... Pero sí, ha llegado tarde. Por lo visto no ha dormido bien. Dice que se encuentra mal.
S: Pues si todos hiciéramos lo mismo. ¡Bah! es un rancio.
R: Sí, ya casi ni da los buenos días.
J: Sí, algo le pasa.
S: ¡Que le den!

Así continuaron un rato. Sacando los trapos sucios del tal T al que la chica S parecía tenerle especial ojeriza. R le defendía alegando que ella le tenía cruzado, pero en cuanto S se revolvía, R cedía para mantener su simpatía. J parecía el único capaz de conceder el beneficio de la duda. Curioso teniendo en cuenta que los otros 2 parecían ser más cercanos al sujeto puesto en tela de juicio.

Al cabo de un rato, S abandonó el lugar, quedando los 2 chicos que cambiaron el café por sendos orujos de hierbas. La conversación continuó en un tono más relajado y, al parecer, R y J estaban más de acuerdo de lo que parecía cuando la fémina estaba delante. Tuve la impresión de que R mostraba 2 caras: una comprensiva delante de los chicos y una cómplice o complaciente más bien, cuando su interlocutor era femenino.

Y esto me llevó a pensar en T y en que, si realmente está pasando una mala racha (por los motivos que sean) y, realmente R y S se consideraban amigos suyos, ¿cómo entonces no se habían tomado la molestia siquiera de intentar averiguar qué era lo que le ocurría a su amigo? Antes bien se dedicaban a despotricar sobre él elucubrando sobre sus faltas en lugar de buscar una explicación o un origen a dicho comportamiento. Y en lugar de tratar de ayudar a su amigo. Acojonante.

Más tarde, pensando sobre el tema, caí en la cuenta de que yo a esta gente ya los había visto antes. Hará cosa de 10 meses o así, el Octubre pasado, ví a S tomando café con un chico con el que parecía llevarse muy bien. Supongo que será el tal T. Por entonces parecían tener cosas en común. Recuerdo pensar al principio que eran pareja, pero después de verles un rato, pensé que más bien se trataban como amigos, con cariño pero con distancia. Esa que marca la diferencia entre unos novios y unos amigos.

En fin, que no estoy muy inspirado para divagar sobre el tema, sólo quería exponer la situación que, siempre desde mi externo punto de vista, me resultaba indignantemente injusta para con T. Si realmente lo está pasando mal (vete a saber si le ha dejado la mujer o le han detectado un cáncer), no bastando con no tener el apoyo de sus supuestos amigos, tiene que soportar críticas a sus espaldas. Y a saber lo mal que se lo estarán haciendo pasar en su lugar de trabajo.
¿No os resulta chocante?

Otro café por favor...

jueves, 5 de agosto de 2010

Motivo de creación

Hace mucho tiempo que tengo esta idea de crear un sitio público donde expresarme. Y es que creo que tengo mucho que aportar. No me malentendais, no soy una de esas personas endiosadas que pretenden que su palabra sea dogma, nada parecido siquiera. Pero sí es cierto que  tengo una mente muy analítica. Profesionalmente le he sacado mucho partido y, a juzgar por mis experiencias, no se me debe dar mal. Aplicar esta cualidad (que también es maldición) a las personas es un poco atrevido y no suele gustar. No pretendo criticar en el mal sentido de la palabra, sino sólo registrar mis impresiones e invitar a la reflexión.

Te invito a un cafE

Hace algunos años, mientras hacía mi proyecto fin de carrera, me tocó trabajar en casa. Que el entorno lúdico y el laboral coincidan resulta bastante peligroso. Por eso decidí imponerme algunas rutinas, como hacer deporte todas las tardes o mantener horarios más o menos estrictos. Entre esas obligaciones, me impuse salir a tomar café todas las tardes. Por evitar echarme la siesta y, sobre todo, por obligarme a salir a la calle todos los días y desconectar del entorno laboral-doméstico. De aquella, leía el periódico, conversaba con la camarera (acabamos siendo muy amigos) y resolvía pasatiempos, sobre todo los de ajedrez, que siempre me gustaron mucho. Me venía bien y me hacía sentir bien.

Pocos meses atrás he recuperado esta bonita costumbre, solo que ahora en lugar de hacerlo por la tarde, lo hago por las mañanas, a mitad de mañana. Y ahora vivo en una ciudad grande, con lo cual, hacerse amigo de la camarera es más complicado (¡todos los bares están llenos de gente!). Así que ahora me llevo un libro y leo. Pero no puedo evitar recibir información de mi entorno y observo, oigo y siento a la gente que tengo alrededor. Desde las propias camareras a los clientes que vienen solos o en grupo. Observo conductas, comportamientos. Incluso saco conclusiones aportando iguales dosis de imaginación y experiencia con la gente. Y he pensado que esta puede ser una buena manera de exponer estas ideas que me fluyen en el coco y que puede que a alguien entretengan. No es otra la finalidad, la de entretener y, quizá, hacer reflexionar un poquito a todos, que nunca está de más.

Así pues, ¿te tomas un café conmigo?. Yo invito...