martes, 9 de noviembre de 2010

Gorrones y maleducados

Hoy, aprovechando que es festivo en el municipio de Madrid, he aprovechado para irme a desayunar fuera. Entre otras cosas, porque no tengo microondas, ni leche, ni cafetera... vamos, que me viene al pelo estos días hasta que me mude definitivamente. El caso es que he ido a un sitio muy chulo cerca de mi casa. Se llama CH&CH (Chocolate & Churros) y es una de estas cafeterías modernas con todo muy limpio y cuidado, un servicio excelente (muy educado) y música Chill de fondo a un volumen tolerable. Tiene un gran ventanal que da a un recinto amplio y privado, por lo que no hay coches ni gente pasando y sí mucha luz. El sitio es agradable y he pensado que sería una buena manera de empezar el día, con un café, un zumito, un croissant a la plancha y leyendo un buen libro a la luz de la mañana (luminosa, aunque algo nubosa).

Apenas había un par de abuelas con sus nietos desayunando y una chica leyendo el periódico en la barra cuando he llegado. He pedido mi desayuno mientras dejaba mi libro y mi abrigo en una mesa cerca de la ventana. Ojeaba el Marca mientras ha entrado una tipa obesa mal encarada. Ni siquiera ha saludado y se iba directa a mi mesa. Ante mi mirada fulminante (la tengo ensayada), ha optado por sentarse en la mesa de al lado. El solícito camarero le ha dado los buenos días (ella sin contestar, por supuesto) y le ha preguntado por lo que deseaba.
- Estoy esperando - ha dicho la tiparraca mientras adoptaba una posición lo menos vergonzosa posible para no derramarse por ambos lados de la silla.


Siempre me ha parecido que cuando haces uso de un bar, debes, al menos, consumir algo. Había un cartel en un conocido bar de tapas de Madrid hace años que decía algo parecido a esto:
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No era exactamente este, pero el mensaje venía a decir lo mismo. Vamos, que no te pases el rato ahí de gorrón (máxime si ocupas mesas que podrían ocupar clientes). Otra cosa, antes de que nadie me crucifique, es que tengas una urgencia y tengas que ir al baño (por ejemplo). En cuyo caso, lo correcto es pedir permiso al dueño que, si uno es educado, no suele tener problema.

Hasta aquí: gorrones. Ahora, maleducados...

Tras una risita socarrona, recogí mi desayuno y me senté dispuesto a disfrutar de mi desayuno como tenía planeado. Cuál sería mi desagradable sorpresa al constatar que aparece la persona a quien dicha tiparraca estaba esperando. Resultó ser otra tiparraca de similares condiciones que lo primero que hizo, aparte de pegar un montón de gritos, fue golpear mi mesa con su silla al intentar sentarse. Había que verlo para creerlo. Una mesa ENORME con 10 sillas, y se tienen que sentar justo en las 2 que colindan con mi mesa: ¡INCREÍBLE! De resultas de esta conspiración contra mi persona mi café se derramó salpicando levemente la mesa. Por suerte el libro se salvó, cosa de la que me alegro especialmente porque es prestado. Levanté la vista buscando la causa de mi mala fortuna y, tras unos segundos de espera, desistí de mi esperanza de obtener una ligera disculpa. Por supuesto, ellas a lo suyo. Ordenaron un par de cafés supercargados y una docena de porras que se apretaron entre las 2 de forma poco decorosa.

Raja que te raja, afortunadamente no elevaron demasiado el volumen de su conversación, con lo que pude volver a mi estado de tranquilidad y concentrarme en mi lectura. Pero, ¡oh! hados mañaneros, volvísteis a negarme el momento de relajación cuando, primero la una y, a instancias de esta, la otra, encendieron sendos cigarros y compartieron, sin yo pedírselo, sus primeras bocanadas de humo con tal generosidad que me ví obligado a interrumpir mi lectura y utilizar el libro para ahuyentar la densa nube de humo que me provocó una tos de la que no era merecedor. Nuevamente intenté lanzar mi mirada fulminante a ambas, pero al encontrarse de espaldas a mi mesa (recuerden que golpearon con su silla al sentarse), ninguna captó el mensaje. Además, sus orondos cuellos no les permitían un giro mayor de unos 45 grados hacia cada lado, con lo que nuevamente, tuve que conformarme sin excusas por su parte.

En fin, que estas mujeronas (sobre todo la primera), tenía pinta de ser alguien realmente pobre de espíritu. Una de esas personas incapaces de razonar. Tentado estuve de pedirles, por favor, que dirigieran su humo hacia otra dirección, pero algo me hacía intuir que mi petición no provocaría en ellas el efecto deseado. Más probable me parecía que les haría reirse airadamente meneando sus voluminosas figuras y retándome, volverían a hacerlo con más ímpetu.

Afortunadamente, ignoro de qué trataba su conversación, aunque sí me consta que una de ellas al menos, venía desde muy lejos. Debido a mi desconocimiento de sus circunstancias personales, no me atrevo a juzgarlas con severidad porque realmente parecían preocupadas sobre lo que hablaban, así que esta vez, las excuso. Pero, ¿cuántas veces habeis topado con gente que no respeta a los demás en este tipo de lugares compartidos? Es sólo un ejemplo, pero podríamos poner miles. ¿Me equivoco?

domingo, 7 de noviembre de 2010

Into the wild (dejarlo todo por principios)

Antes de nada, lamentar la tardanza porque me llevo una pila de semanas (meses incluso) que no me pongo a ello. Pero como es uno de mis propósitos de "enmierda" (sobre esto también tengo que escribir), voy a ponerme a ello ahora que tengo 1 horita más o menos libre.





Into the Wild, así se titula la peli. Me la pasó un compañero de trabajo. Del trabajo que voy a dejar en apenas 3 semanas. Sí, lo dejo. Dejo el curro, la ciudad, mi vida anterior. Y este tipo (al que considero amigo), está preocupado por mí. No es el único, algunos me han llegado a preguntar si estoy enfermo, si he perdido la cabeza. Aunque la mayoría dice que no me entiende, pero que me respeta. Otros incluso, no dicen nada :)

Volviendo a la peli. Versa sobre un tipo que, recien licenciado, abandona su prometedor futuro para irse a vivir al lado más salvaje (en el sentido de "no civilizado") de La Naturaleza. La acción transcurre en EEUU y el tipo recorre el oeste de sur a norte buscando su obsesión: Alaska. No os destriparé la peli, pero puedo decir que en lo esencial estoy muy de acuerdo, aunque yo no lo llevaría (ni lo llevaré) a tal extremo. De todas formas, no hay que perder de vista que es una peli y que, por tanto, puede haber excesos de dramatismo.

La idea

El cambio. Ese es el alimento de nuestro cerebro. No me invento nada, es algo científicamente probado (Entrenando el cerebro). Creo que es algo que todos experimentamos a lo largo de nuestras vidas, aunque no todos seamos conscientes. Luego la idea es buscar algo dinámico, algo que se encuentre en constante cambio para así lograr que el cerebro no deje de adaptarse, de trabajar y de crecer (en conicimiento, en habilidades, no en tamaño que ya soy bastante cabezón) : ))
Este chaval (Chris) busca el cambio en La Naturaleza, como algo vivo. Entiendo, tras leer sobre el personaje real, que su vida familiar y la opulencia de sus padres conformaron en él una personalidad reactiva (como todo adolescente) que acabó por cimentar las bases de su personalidad adulta. Vamos, que por oposición acabó haciendo lo que más pudieran odiar sus padres. Esto es algo bastante común si os parais a pensar. Todos pasamos por fases cuando somos adolescentes y luego, otra en la primera edad adulta, pero luego solemos volver a un término medio. Aunque es cierto que en el caso de Chris acaba encantándole su personalidad y cómo es, esto se revela cuando visita una ciudad y ve cuál podría haber sido su futuro. Entonces se reafirma, con lo que se puede descartar la "pataleta adolescente".

Las fases

Plantea el crecimiento del chaval por fases, con capítulos, como un libro. Me gusta lo del nacimiento, porque es realmente el enfrentamiento con algo nuevo. Es más, es como estar desnudo frente a todo lo que está por venir. Como cuando somos bebés, pero sin el apoyo y protección de nuestros padres. Acojonante la idea, sin duda. Pero la enfrenta con valor, con arte y con decisión. Sobre todo esto: decisión. Si no tienes claro lo que quieres ser, ten al menos claro lo que no quieres ser. Y creo que eso es lo que lleva a este chaval por donde lo lleva.

La sabiduría es otra de las fases. Aunque en la peli creo que no han acertado a transmitirla, salvo en el título. La sabiduría es algo que uno adquiere cuando se esfuerza en ello. De hecho, creo que si uno está entrenado en esta faceta, lo hace de forma automática, sin proponérselo. Sacar patrones, analizar lo que ocurre, obtener conclusiones... Creo que es algo maravilloso que podemos hacer los homínidos y que pocos bichos más hacen (salvo a corto plazo: pulso botón rojo, descarga eléctrica, botón azul: comida).


Hoy no os dejo una entrada de una cafetería cualquiera. Es un café (varios en realidad) que se han tomado en la cafetería de mi trabajo. Cafés que echaré de menos, igual que las cañas, pero sobre todo a la gente. Aun así, como dice Chris: Es un error pensar que únicamente alimentamos nuestro espíritu con las relaciones humanas. Es necesario adentrarse en el mundo, vivir experiencias, llenar vacíos y responder preguntas y, lo más importante, no dejar nunca de generarlas.

Cojo mi mochila y me voy a vivir el mundo...